Existe evidencia también de un aumento de la incidencia de desarrollar cáncer de pulmón ante la exposición a elementos como el asbesto, arsénico, cadmio, cromo y níquel en lugares como puestos de trabajo. Unido a ello se encuentra la contaminación del aire.
El factor de riesgo modificable por excelencia es el tabaco. Los fumadores presentan una probabilidad 20 superior de desarrollar cáncer de pulmón a los no fumadores, siendo esta probabilidad mayor también en los fumadores pasivos.
Síntomas del cáncer de pulmón
Los principales síntomas que presentan los pacientes con cáncer de pulmón son el dolor, la sensación de ahogo o disnea y la fatiga o debilidad con una limitación de la realización de las actividades de la vida diaria.
Tanto la propia enfermedad como los tratamientos a los que son sometidos los pacientes suponen un deterioro del organismo a múltiples niveles, con atrofia muscular, disminución de la capacidad de ejercicio, fatiga, disnea, repercusiones psicológicas, así como conductas de evitación de la realización de tareas que supongan un esfuerzo físico, lo que lleva a un círculo vicioso agravando estos problemas por la disminución de la actividad física.
¿Cáncer y ejercicio terapéutico?
Según numerosos estudios, la práctica de ejercicio terapéutico es fundamental y muy recomendada en los pacientes oncológicos con una reducción de los síntomas, disminución de los efectos negativos de los tratamientos, incremento de los niveles cardiovasculares y fuerza muscular, mejoría en el índice de masa corporal, así como una mejor la calidad de vida. Además, se ha asociado esta práctica de ejercicio terapéutico a una prevención del cáncer pulmonar, disminuyendo su incidencia.
El ejercicio terapéutico aporta beneficios tanto a nivel físico (combatiendo la fatiga, mejorando la movilidad, capacidad física y cardiorrespiratoria) como psíquico (mejorando la autoestima y autonomía y reduciendo la depresión). Así mismo, se obtienen beneficios en aquellos pacientes que han sido sometidos a cirugía. La práctica regular de ejercicio físico se asocia a una mejor evolución tras la cirugía de cáncer de pulmón con una mejor tolerancia de los tratamientos oncológicos.
¿Cómo puede ayudar la fisioterapia en el Cáncer de pulmón?
Los objetivos principales de la fisioterapia respiratoria son la mejora de la mecánica ventilatoria, expansión de los pulmones, mejora de la distensibilidad pulmonar, así como una mejor permeabilización de la vía aérea mediante la eliminación de secreciones pulmonares.
La rehabilitación respiratoria puede aportar beneficios en todas las fases del tratamiento mejorando los aspectos médicos, fisiológicos, esfera psicosocial y calidad de vida, habiendo demostrado una mejoría tanto en la disnea, capacidad de esfuerzo y calidad de vida en cualquier momento evolutivo de este tipo de cáncer.
El objetivo específico de la fisioterapia es mejorar la capacidad física del paciente reduciendo la sintomatología y mejorando la independencia y calidad de vida del paciente. En el caso del cáncer pulmonar la rehabilitación respiratoria se basará principalmente en el entrenamiento cardiorrespiratorio y muscular global, junto con técnicas de fisioterapia respiratoria.
Para aquellos pacientes que son sometidos a cirugía, se recomienda su inclusión tanto en los programas de prehabilitación (prequirúrgicos) como postquirúrgicos debido a sus múltiples beneficios: reducción de la estancia hospitalaria, mejora del nivel de tolerancia de ejercicio, disminución de las complicaciones postquirúrgicas (atelectasias, infecciones, neumonías…), así como una mejoría en la calidad de vida.